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¿Recordáis que os conté que estoy haciendo un postgrado de pediatría?
Bien, pues algunas clases han dado bastante que hablar entre las compañeras y una de ellas fue una que nos dieron sobre vacunas y quiero hablar de ella.
Según la
profe hay dos corrientes al respecto del dolor en los bebés y niños ante una vacunación. Unos autores están de acuerdo en evitar el dolor y otros comentan que las vacunas son así, que duelen y que lo tienen que vivir o incluso que no deben dolerles tanto como se cree.
Posibles técnicas para evitar el dolor ante una administración vacunal serían:
Tratamiento con anestésicos tópicosLa mezcla eutética de crema anestésica (EMLA) aplicada bajo un apósito oclusivo logra
analgesia durante la inyección y durante 24 horas después.Debe aplicarse más o menos una hora y media antes de la administración de la vacuna aplicando un poco de crema en la zona y tapándola con un apósito (gasas y esparadrapo) que se retirará antes de aplicar la inyección (o antes de entrar a la consulta). Existen parches ya preparados cuya pauta de administración es idéntica, es decir, colocar el parche una hora y media antes y retirarlo al ir a administrar la vacuna.
Ante las vacunas de virus vivos (triple vírica, gripe, varicela) cuya administración es subcutánea se sospecha que pueda producir un descenso de la inmunidad de la vacuna, sin embargo en los ensayos efectuados al respecto no se ha demostrado tal sospecha.
Tratamiento con analgésicos oralesLa administración de paracetamol o de ibuprofeno antes de la vacunación también disminuye el dolor de las vacunas. Para que sea efectivo deben haber pasado unas 6 horas y continuar con la administración del mismo durante 24 horas.
Tratamientos no farmacológicosLa presión local sobre la zona a pinchar durante unos 10 segundos antes del pinchazo disminuye levemente el dolor. Una cucharada de azúcar antes de la administración también puede disminuir las molestias.
Pinchar a los niños estando en brazos de sus padres o incluso, si toman pecho, mientras son amamantados son buenos sistemas para que el niño esté más relajado y sienta menos dolor.
En niños de mayor edad son eficaces
técnicas de respiración y distracción como "alejar el dolor soplando", utilizar sopladores festivos (alias "matasuegras" - ¿por qué se llamarán así?), hacer burbujas de jabón, leer libros, cantar alguna canción o usar música.
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Ahora, situándoos en mi vivencia personal de esa clase, os relato a modo de diálogo mi intervención en clase:
- Yo he leído estudios en que aseguran que si los niños están en brazos de sus padres o siendo amamantados si son niños que toman el pecho tienen menos dolor (ella no lo había explicado en la clase y yo a los niños les pincho, si es posible, de esta manera).
- Sí, sí, por supuesto. Es verdad, son medidas adecuadas. De todas maneras se cree que tampoco les duele tanto y, la verdad, los niños viven muchas experiencias dolorosas en la infancia. Se caen, se dan golpes, lloran, etc.
- Ya, claro, pero si al menos esto se lo puedes evitar...
- Claro, pero los niños durante la vida van a tener muchas experiencias dolorosas, no les podemos sobreproteger tanto.
- Ya, siempre no, pero si se puede evitar...
Y aquí han ido apareciendo voces en favor de la
profe... Uops! me he perdido, he pensado. Quizá esta gente se saca las muelas sin anestesia, quizá dejan la puerta de casa abierta porque total, hoy en día te roba telefónica, hacienda y hasta el panadero que te cobra casi 1 euro por la barra cuando en el Mercadona te vale la mitad, ¿por qué cerrarla si te van a robar muchas veces en la vida?, quizá piensan que hacerse daño con algo te hace una persona más entera, más fuerte o con mayor personalidad o autoestima.
No, más bien me parece que la profesión de enfermería, esa que lucha por diferenciarse del mundo sanitario mostrando unos altos niveles de empatía
tiene menos empatía que un zapato viejo.
A mí, persona adulta con capacidad de razonar, no me importa ponerme una vacuna, no me da miedo y accedo voluntariamente si la necesito. Hay niños que lloran porque sienten verdadero pavor. Creer que ellos lo viven igual que nosotros es no ponernos en su lugar y es no tratar de entender lo que sienten.
Veamos por ejemplo al niño de la foto de arriba. Me intento poner en su lugar imaginando qué siente. Como persona adulta intento buscar una vivencia que haría que yo me sintiera como él.
¡Ya la tengo! Si alguien viniera con una sierra eléctrica en funcionamiento dispuesto a cortarme el brazo creo que pondría la misma cara que este niño. Pues poniéndome en esa situación:
- Por favor, ¡que no me corte el brazo!
- No, Armando, es que te lo tiene que cortar, todos tus compañeros se lo han cortado ya y a ti también te lo tienen que cortar.
- Pues jope (por no decir...), ¡al menos que me duermaaaaa!
Una pena, porque tanto la
profe como las alumnas que estaban de acuerdo con ella son enfermeras que trabajan en pediatría y que
van a pinchar a muchos niños en su vida.
Luego se extrañan de que los niños entren llorando como magdalenas (o pataleando como bestias) cuando entran a la consulta. Y aún hay alguna que tiene la genial idea de decirle al niño:
"si no dejas de llorar tus padres saldrán fuera hasta que te calmes", maravillosa manera de jugar con el miedo de un niño para conseguir un propósito. En fin...
Sobre los tratamientos, por si a alguien le interesa mi opinión, voto por el uso de la crema anestésica tópica (EMLA) en los niños pequeñitos e incluso en los más mayores, digamos hasta los 6 años si es que les da miedo la administración (no vuelve a haber vacunas hasta los 12 años). Sobre la medicación oral pienso que cuanto menos tomen los niños, mejor, por eso prefiero la crema, pero vamos, que tampoco sería delito.
Además de la crema o la analgesia
intentaría siempre medidas que les calme o distraiga. Tenerlos en brazos, mecerlos, darles palmaditas en otra zona del cuerpo y en los mayores, jugar con ellos como he indicado en el otro post (soplar, música, etc.).
Hay enfermeros/as que no quieren pinchar al niño en los brazos de su madre aduciendo a que es mejor pincharle en la camilla (incluso diciendo que hay estudios que dicen que en la camilla es mejor porque
bla, bla, bla). La razón suele ser 'que no les da la gana', lo puedo decir más alto, pero no más claro.
Sí, en la vida se van a dar muchos golpes, se van a hacer daño muchas veces y van a llorar cuando les duela algo o sientan miedo pero no puedo aceptar,
por respeto a los niños, que son tan persona como yo, dejar que sufran o sientan dolor si podemos evitarlo.
Actualización: Desde que escribiera este post en Bebés y más allá por noviembre he leído algún estudio sobre el manejo del dolor y parece ser que lo más efectivo es la succión durante la prueba (pecho o chupete) y, si es con chupete, que haya tomado antes de entrar un poco de sacarosa (si es con el pecho, pues que tome un poco de pecho antes y durante).
Hay profesionales (y madres) que temen que si el niño toma el pecho durante el pinchazo, asocien el pecho al dolor y luego no quiera mamar.
Desconozco si esto sucede así, pero por esta regla de tres deberían asociar también el estar con la madre, el color de la camiseta que lleva su madre, el tipo de luz de la consulta, el color del techo,...
No sé si me explico... parece ser que cuando se da el pecho los peligros son enormes (nadie dice a una madre que le quite el chupete para vacunarle por si asocia el chupete con el dolor y luego no lo quiere).
Publicado originalmente en Bebés y más