14 jun 2010

¿Cuándo deben empezar a estudiar inglés los niños?



De un tiempo a esta parte la mayor parte de los padres están solicitando que sus hijos aprendan inglés desde una edad temprana en los centros escolares.

El motivo debe ser (creo yo) el ofrecer a los pequeños la oportunidad de aprender un idioma que la mayoría de adultos desconocemos y que supondría un plus a la hora de comunicarnos con otras poblaciones y de entendernos en un mundo cada vez más global.

Por todos es sabido que los niños tienen una capacidad de aprendizaje asombrosa y es por eso que se está adelantando la edad en que reciben clases de inglés. Sin embargo cabe hacernos las siguientes preguntas: ¿Es esto adecuado?, ¿Cuándo deben empezar a estudiar inglés los niños?

La Unión Europea considera que aprender idiomas a una edad temprana puede ser muy beneficioso para los niños. En un estudio presentado en el 2006 concluyeron que al aprender nuevos idiomas desarrollan su competencia lingüística, asimilan mejor todas las lenguas (incluida la materna) y conocen otras culturas y modos de pensar que pueden ayudar en su desarrollo general.

El conocimiento de otros idiomas, y en particular del inglés, permite a las personas comunicarse con otras gentes y obtener información que hasta ahora ha estado “vetada” para los españoles, simplemente, porque desconocemos la lengua.

Un niño puede aprender sin problemas una segunda (o tercera) lengua desde pequeñito y, aunque suelen tener más problemas para iniciar el habla, pronto diversifican las palabras según la lengua que estén hablando.

Ahora bien, un niño puede aprender inglés de forma natural si tiene esa lengua como un idioma familiar (que lo hable el padre o la madre), si vive en un país donde hablen el idioma durante un par de años o más, si es cuidado por una canguro que habla inglés durante varias horas al día o si asiste a un colegio en que se impartan gran cantidad de materias (por no decir la mayoría) en esta lengua.

En cambio, un niño progresa muy despacio con el modelo de enseñanza actual en que los niños reciben una o dos clases de inglés por semana.

La misma UE, en el estudio que comento, afirma que “la evidencia sugiere que para el aprendizaje temprano, para que sea adecuado, no puede dejarse solamente en manos de los profesores y las escuelas”.

Os cuento una vivencia personal: En una visita a un colegio hace un año cuando buscábamos cole para Jon nos explicaron que los niños iniciaban las clases de inglés a los 4 años. Una madre se quejó al director de la escuela de que no empezaran a los 3 años, pues su hija iba a perder la continuidad de las clases de inglés que había iniciado en la guardería. A mí se me quedó cara de pajarito, claro.

El director respondió que la realidad es que este año empezaban inglés a esa edad por petición de los padres (antes empezaban en primaria), pero no porque aprendieran realmente demasiado.

En un estudio publicado hace dos años y realizado por la Universitat de Barcelona valoraron el nivel de inglés alcanzado en niños que habían iniciado las clases a los ocho años y en niños que habían empezado a los once años. El resultado fue que los de once años tenían un mayor nivel tanto en escritura como en conversación.

La directora del estudio concluyó que “en condiciones de inmersión los niños pequeños son como las esponjas, que absorben la lengua a su alrededor. Pero en condiciones de aprendizaje escolar su contacto con la lengua es tan reducido que no pueden absorberla”.

Resumiendo: aprender inglés es beneficioso para el léxico general de los niños, ayuda al conocimiento de otras culturas y permite entender la información que nos llega desde la mayor parte de rincones del mundo y, cuanto antes se empiece, mejor. Sin embargo para aprenderlo se necesita vivir con el inglés, como si fuera un idioma más con el que comunicarse.

Las clases semanales que tanto están solicitando los padres y que tanto publicitan algunas escuelas no son el método adecuado para aprender inglés.

Personalmente no veo ningún problema en que los niños pequeños hagan inglés si estas clases son divertidas y las hacen jugando, pero si no son así casi preferiría (yo, personalmente) que aprovecharan sus altas capacidades de aprendizaje para jugar (y aprender jugando).

Más información: Europa.eu, David Kornegay, Universitat de Barcelona

Ay que te comoooo



Aran, el de la izquierda, cuenta ahora con casi 17 meses... aún estoy yo esperando a que me de un beso y míralo, ahí está con su primo de poco más de un mes, demostrándole auténtico amor. Ay, Aran, que te comooooo un día de estos.