29 mar 2009

Los celos entre hermanos: recomendaciones


Tras hablar hace unos días de los celos entre hermanos y de comentar la necesidad de no etiquetar cualquier problema de los hermanos mayores como un "está celoso" veamos algunas recomendaciones para tratar de evitar problemas entre hermanos.

  • El hermanito necesita más tiempo: debemos explicarle por qué pasamos más tiempo con el hermanito recién nacido. Los bebés no saben hacer prácticamente nada y necesitan de personas que satisfagan sus necesidades. Podemos sentarnos con él a ver fotos o vídeos suyas de cuando era un bebé y hablar sobre ello.

  • Paciencia: el nuevo hermanito no ha venido a sustituirle, sino a vivir con todos ellos. Cuando sea un poco mayor podrán jugar juntos y pasar ratos increíbles.
    Hablarle de lo bien que lo pasábamos con nuestros hermanos y/o amigos e incluso decirle que había momentos en que también nos fastidiaba que mamá no pudiera estar con nosotros por estar con nuestro hermano pequeño es una buena manera de que vea que nosotros también lo hemos vivido y que entendemos en qué situación se encuentra y cómo se siente.

28 mar 2009

Entender a los niños

"La infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir; nada hay más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras".

Jean Jacques Rousseau (1712-1778)


O como diría el Principito:
"Las personas mayores nunca pueden comprender algo por sí solas y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones".

27 mar 2009

Frenotomía en Gavà

Hace dos días estuvimos en Gavà Salut Familiar, donde acudimos para cortarle el frenillo sublingual a Aran, donde trabajan y atienden un auténtico lujo de profesionales que ya me gustaría tener más cerca de mi casa.

Aran no tenía un frenillo exagerado, de hecho hace un año no se habría cortado, pero se ha visto que cualquier frenillo puede afectar a la lactancia y Miriam lleva dos semanas fatal.

Tiene grietas en ambos pezones desde hace dos semanas... ha llegado a ver las estrellas y parte del universo dando de mamar, así que tras varios contactos vía mail con Alba, una asesora de lactancia que sabe muuuucho y con Inma Marcos, comadrona y asesora, que también sabe muuuucho, acabamos en casa de Inma, con los niños y los bártulos y la esperanza que nos abriera un camino a la mejoría.

Le llevamos muestras de leche que se están cultivando, para buscar una posible infección (es raro que las grietas empiecen a los dos meses) y nos comentó lo del frenillo.

Como a Jon ya se lo cortamos, porque llegaba hasta la puntita de la lengua, decidimos hacer lo mismo con el de Aran.

Dos opciones, vía Seguridad Social (convence al pediatra de que tiene frenillo, convéncele de que hay que cortarlo, que nos haga la interconsulta, que nos llamen... eterno) o bien acudir a la consulta de Luis Ruiz, que los corta (por lo privado).

Pues evidentemente, viendo el estado de las grietas de Miriam, acudimos a Luis, dos días después.

Luis nos comentó una posible nueva causa. Aran lleva tiempo resfriado, como nos dijo él "es normal, desde que nació va a la guardería", en alusión a que vive con un hermano mayor, posible vehículo de enfermedades.

Vio que le dolía el oído y que este dolor podía hacer que cerrara más la boca para mamar, provocando las grietas (o ayudando a que se hicieran junto con la posible infección).

En fin, que llevamos un tiempo más liados que la pata de un romano con el tema.



Ya no hay frenillo, ahora falta conocer el resultado de las muestras de leche.

Por cierto, conseguí que el laboratorio que pertenece al centro en que trabajo analizara muestras de leche hace dos semanas, flipaban en plan: "¿Cómo? ¿Muestras de leche?" Pero lo hicieron, el resultado: Flora mixta con numerosas colonias de Estafilococo Aureus, que tal y como dijo Inma "ese análisis no sirve para nada, ni dicen qué hay en la flora mixta, ni han hecho recuento de colonias", es decir, que no sirven los análisis de la SS para muestras de leche materna. Una pena.

A ver si levantamos cabeza, y sobretodo Miriam, que la pobre ha pisao mierda este año... entre que estuvo una semana de parto, una semana con Aran en la incubadora, las grietas y el lío que llevamos con los colegios para Jon, en tres meses se le ha quitado la sonrisa.

Por cierto, si queréis más datos sobre esta consulta:

Consulta de Pediatría
Especialistas en LACTANCIA MATERNA
Dr. Luís Ruiz y Dr. Carlos González
Consultas Programadas
Telefono de Contacto: 630319156 de Lunes a viernes de 10 a 14 y de 16 a 20
Dirección: Cap de Creus 21 08850 Gavà

25 mar 2009

Los celos entre hermanos



Como muchas ya sabéis hace un par de meses nació nuestro segundo hijo Aran. Ya desde el embarazo una de las preguntas habituales sobre la vida y milagros de Jon es: “¿y él como lo lleva?”.

“Bien”, respondemos siempre. Y lo cierto es que nos lo creemos. Rabietas y cabreos monumentales ha tenido, por supuesto, pero los achacamos a otras cosas.

Antes salíamos todos a la calle, ya habíamos ido al cine, hacíamos muchas cosas que ahora, por el frío que hace y porque Aran nació prematuro dejamos de hacer. Jon lo ha notado, claro. Ahora todo el día en casa, saliendo algún ratito a comprar algo concreto y de nuevo para casa.

Y los niños, ya sabemos, son una fuente inagotable de calorías que necesitan ser quemadas. Menos mal que tiene rienda suelta y permiso para saltar en camas y sofás, sino reventaría por cualquier otro sitio.

¿Existen los celos?

Por supuesto que existen los celos, pero que existan no quiere decir que todos los niños los vayan a tener.

Todo depende del nivel de dependencia / independencia que el mayor tenga con respecto a sus padres y sobretodo a su madre.

En el caso de Jon, debe rebosar amor y cariño por todas partes, debemos de haberle llenado tanto de todo ello que en ningún momento se siente falto de ello. Tiene 3 años, y entiende bastante bien que tardamos en hacer algunas cosas o que sus demandas no siempre son satisfechas.

Tiene paciencia, sabe esperar, así que no hemos tenido que hacer nada especial porque no ha habido ningún cambio especial en él.

Pero claro, este es nuestro caso personal, otros niños, que pueden sentirse en un momento de dudas con respecto a sus padres, pueden pasarlo peor.

La teoría del rey destronado

Esta teoría, tan aceptada en la sociedad, no es del todo cierta, o al menos a mí no me lo parece. Los niños no son reyes, ni siquiera se sienten así. Viven las vidas que les ha tocado vivir y en contra de lo que la gente piensa raras veces hacen lo que ellos realmente quieren.

Se levantan a la hora de ir al colegio o la guardería, se ponen la ropa que sus padres han elegido para ellos, van a los centros que los padres han decidido y comen lo que se les ha preparado. Van de visita a los hogares de las familias aunque no les apetezca y salen a comprar aunque se aburran en las tiendas. En casa juegan con sus juguetes, juegan con sus padres, pero saben (o aprenden) que papá y mamá tienen también otras cosas que hacer en casa…

Como veis, reyes, lo que se dice reyes, no son. Otra cosa es que de estar solos con papá y mamá tengan que pasar a compartir el tiempo con un hermanito. Según como se suceda todo es probable que acaben apareciendo los temidos celos.

Demasiado a menudo se achaca a que “está celoso” cualquier cosa que haga el mayor que esté fuera de lo que consideramos normal y no deberíamos quedarnos ahí, cayendo en la tentación de decir que “es normal, es que está celoso”, sino ir más allá e intentar saber por qué actúa así.

Tener la atención de los padres es para un niño una sensación positiva que le demuestra que es una persona importante para ellos, que se interesan y se preocupan por él, que disfrutan con él, etc.

Si ven que los padres les prestan menos atención, los niños pueden sentirse mal y acabar sintiéndose celosos.

La llegada de un recién nacido a casa es un cambio, con mayúsculas y con todas las letras, de la dinámica familiar que afectará a los padres, una vez más, y que afectará irremediablemente a los hijos que ya forman parte de la familia.

Todos los cambios generan incertidumbre y a menudo ansiedad, y los niños lo viven de una manera mucho más intensa. Se sentirán descolocados y necesitarán encontrar de nuevo su sitio en su casa y en los corazones de papá y mamá.

Cantar, quejarse, llorar, interrumpir, pedir ayuda, hacer ruido… todas ellas son algunas de las herramientas que tienen los niños para llamar la atención. A menudo el consejo ante estas situaciones es “no le hagas caso, sólo quiere llamar la atención”, pero lo deseable es precisamente lo contrario.

Llamar la atención no tiene por qué ser algo negativo. Una llamada de atención es una necesidad del niño de ser atendido, es su manera de expresar que se siente mal, que necesita algo o que algo le incomoda. Si supiera decir “mamá, con la llegada del nuevo hermanito me siento raro, estás mucho tiempo con él y ya no juegas conmigo y no sé muy bien qué hacer ni qué pensar. Creo que me sigues queriendo, dime que es así”, lo diría.

Los adultos, entre nosotros, nos quejamos un poquito: “cariño, ya no me das tantos besitos”. A veces nos quejamos un poco más y de una manera más agresiva haciendo auténticas pruebas de amor a nuestras parejas en forma de broncas y enfados, normalmente por tonterías, simplemente para ver cómo reacciona.

Los niños actúan igual. Prueban el amor de papá y de mamá haciendo cosas que llamen la atención que tanto pueden ser dibujar, cantar o hacer cosas que a mamá y a papá les gusten mucho como cosas que les molesten para que ellos demuestren que sí le aman.

Nuestro papel, evidentemente, es demostrarles que seguimos estando ahí y que por supuesto seguimos queriéndoles.

En unos días, siguiendo con el tema, publicaré algunas recomendaciones para evitar los celos o para minimizar problemas derivados del nacimiento de un nuevo bebé.

Más información: Guía del niño, Creciendo con amor
Foto: Flickr (Raúl A.)

Publicado originalmente para Bebés y más

21 mar 2009

Papás: los primeros días y las visitas



Ya eres padre, ya sabías de antemano como iba a ser tu bebé, ya sabes cómo conocerle un poco mejor y a la llegada de esta nueva personita se le sucede un fenómeno llamado efecto imán que hace que vengan a veros ciento y la madre, es decir, muchas visitas, que hacen mucha ilusión (o no) pero que a veces agobian un poco.

Mi recomendación es marcar un horario de visitas, por ejemplo, hasta las 18 de la tarde barra libre (por si se alarga hasta las 19), luego se cierra el chiringuito. No creo que sea una medida muy popular, pero sí creo que es fácil de entender.

Tu pareja estará cansada, el bebé también y probablemente tú también, aunque menos.

Por la mañana suelen estar más o menos descansados, así que es buen momento para recibir algunas visitas. A mediodía no suele venir mucha gente, más que nada porque es la hora de comer. A media tarde también es un momento adecuado, pero claro, la gente está trabajando, por la novela o echando siesta, así que vienen después, por la tarde, cuando todos están ya disponibles.

Pues bien, por la tarde, digamos, a partir de las 18-19 es precisamente el momento en que el bebé y tu pareja menos ganas tienen de que haya bullicio.

El bebé se pone nervioso, tu pareja que le quiere dar el pecho pero le da cosilla porque cada vez que lo hace se apelotonan 4 o 5 cabecitas a mirar como el niño mama y a dar consejos cada uno diferente: “no niña, así no”, “haz la tijera, nena, la tijera”, “póntelo así o asá”, "estás nerviosa y le estás pasando tus nervios por la leche", “tómate una sopa de caldo de almendra con espuma de cerveza y levadura de onagra hervida y verás como te sale leche”, etc. etc. y tú ahí jijijaja con los familiares.

Todos con un calor del copón, porque aunque sea otoño y ni que sea invierno, tú puedes ir en manga corta y bermudas al hospital, que frío no pasas, y el bebé de mano en mano y tiro porque me toca.

Que esta es otra, quien vaya a coger al bebé debería ser alguien que os inspire confianza. Eso de que "los primitos quieren coger al nene", pues como que no, y el manazas de tu cuñao, ese que lo rompe todo, casi que tampoco.

Una vez pasado el primer filtro, es muy importante que se laven las manos primero. Muchísimos virus se transmiten por contacto (por ejemplo el resfriado), y un recién nacido, por su sistema inmunitario inmaduro, no debería resfriarse.

Pues bien, una vez que todos se han ido los que se quedan ahí sois tu pareja, el bebé y tú. Y los que lo pagan son ellos dos. Cansados y agobiados. Ella con ganas de llorar por algo que no sabe muy bien explicar (como se dice comúnmente las hormonas están muy revolucionadas), el bebé nervioso también porque tiene calor, quizá hasta hambre, se quiere dormir, pero como le han puesto la cabeza como un bombo no puede, por eso no se agarra al pecho y por eso sigue llorando y al final llamáis a la enfermera que piensa que son cólicos porque al atardecer es cuando les pasa y "hazle masajes así, así como las agujas del reloj" o "lo mismo no te ha subido la leche y si quieres le damos un biberón…"

¡FRENAAA!

No digo que no sean lo que comúnmente se llama cólicos (que ya no se le llaman así), ni que a tu pareja le haya subido la leche o no. Pero lo que está claro es que en la habitación hay una mujer que acaba de parir hace 24-48 horas, que se ha tirado unas cuantas horas con contracciones y que está bastante exhausta, con las hormonas a flor de piel y un humor muy variable.

Si encima ha sido cesárea ni te cuento. Se trata de la única intervención de cirugía mayor en la que nada más operarla le dan a la mujer un bebé recién nacido al que tiene que cuidar, abrazar, coger, alimentar,… y en la que tiene que poner buena cara porque chica "¡¡si solo has parido!!".

Hay además un bebé que ha estado 9 meses nadando en la paz y el casi silencio de un medio flotante. Acurrucado, acunado, a oscuras. Ahora está fuera, con un pañal atado a su cintura, con un montón de ropa, un gorro, manos que lo mueven de un sitio a otro, aire que respirar, voces, olores, risas, calor, luz,… y se ponen nerviosos, y les cuesta relajarse otra vez.

Por eso es importante escuchar los deseos de tu pareja, pregúntale qué piensa del tema antes de parir, pregúntale qué piensa el día que estéis en el embolao, cómo se siente, cómo se encuentra y fíjate en qué hace tu bebé, si se queja, si llora, si luego está demasiado nervioso y actúa en consecuencia.

Ya habrá tiempo para reuniones y actos sociales, para visitas, para abrazos, regalos y enhorabuenas. Los primeros días son para vosotros, para disfrutar de ellos, del bebé.

Que tu pareja pueda darle el pecho sin pudor ni presiones, que el bebé pueda tomarse su tiempo, que podáis estar los tres juntos viviendo ese momento y que tú puedas estar por ella ("ponme esta almohada aquí, coge al bebé un momento, dame un masajito en los pies", jejeje). En definitiva, que los dos te necesitan y si hay mucha gente vas a tener que hacer de anfitrión de las visitas y no podrás hacer tu función de soporte paterno.

Escrito originalmente para Bebés y más.

17 mar 2009

¿Leer libros o seguir el instinto?



Este debate hace tiempo que está presente entre madres y padres, probablemente, porque actualmente hay gran cantidad de literatura relativa a la crianza y la educación de los hijos.

Ante el nacimiento de un hijo que es mejor, ¿leer libros para aprender a educar o seguir nuestro instinto?

Pues mi respuesta a esta pregunta es: depende. No es una respuesta demasiado esclarecedora, lo sé, así que intentaré explicarlo mejor.

Los defensores de seguir el instinto dicen que no hay dos niños iguales y que en un libro escrito se estandariza a los niños para ser tratados todos de la misma manera. Por lo tanto, según ellos, lo mejor es seguir los instintos materno y paterno para educar a tu hijo de un modo individualizado.

Totalmente de acuerdo, no hay dos niños iguales y debemos luchar por la individualidad de cada niño. Sin embargo, en mi caso particular, me posiciono en el bando contrario, el del apoyo a la literatura, porque igual que no hay dos niños iguales, no hay dos padres iguales ni dos madres iguales y por lo tanto los instintos paterno y materno no son siempre los mismos.

13 mar 2009

Por qué quiero aprender a tocar el piano



Siempre me ha gustado el piano, siempre me ha gustado la música y ello me llevó a tocar en un grupo unos años. Allí cantaba (tirando a mal) y tocaba la guitarra (tirando a mal, también)...

Tenemos un piano en casa. Myriam es pianista y me encantaría saber tocarlo, pero no ahora. No es el momento. Ahora lo más que hago es pasarle el plumero encima, arrancándole un "chof, chof" en La menor un tanto descorazonador.

Aprendí a tocar la guitarra de oído y el piano prefiero tocarlo como Mozart manda, sabiendo lo que tocas. Pero (siempre hay un pero) ahora no es el momento. Ahora hay que criar a mis dos preciosidades.

Además estoy en el mismo punto de palurda exigencia de la sociedad: quiero aprender, pero rápido, que no me cueste esfuerzo, la búsqueda del placer por el placer obviando lo que genera experiencia y recuerdo al cabo de los años, el trámite, y eso mucho me temo que no existe en la música.

Así que de aquí a unos años, si puedo, aprenderé. Estoy cansado de tocar el cumpleaños feliz a unidedo.

Para quien le interese, la pieza (yo diría canción, pero en música clásica se habla de piezas) es de Chopin. Mágica, emotiva, preciosa.

Todo el mundo debería escucharla de vez en cuando para buscar un ratito de paz interna y ordenar sus ideas y sus emociones (arggg, ya parezco otra vez un Power Point de mail en cadena).

11 mar 2009

Un cachete a tiempo


Hoy papá me ha pegado...

Tengo dos años y me llamo Iker. Hoy he descubierto un interruptor mágico. Creo que lo había visto antes, pero nunca me había preguntado para qué serviría.

He pasado a su lado y de repente he notado como una necesidad imperiosa de conocerlo, de tocarlo y de ver qué pasaría si lo hacía. Quiero saber, ¡necesito saber!
Papá y mamá están todo el día tocando cosas a las que yo no llego o que no conozco. Hoy he querido tocar el interruptor.

Y lo he hecho.

Papá estaba viendo la televisión y a la tercera vez me he dicho que estuviera quieto, que lo dejara, pero yo necesitaba acabar de entender cómo era posible que tocando un plástico irregular de una u otra manera nos ilumináramos completamente o volviéramos a la oscuridad.

Lo he vuelto a tocar y me ha pedido de nuevo que lo dejara.

Pero me gusta, es divertido, es curioso. Quiero aprender de él. Nunca había tenido un juguete tan poderoso.

Papá se ha levantado deprisa, enérgico. Me he detenido y le he sondeado con la mirada, se ha acercado rápido, me ha agarrado la mano con un brazo y me ha pegado en el culo.

He notado mi cuerpo moverse en dirección al golpe. No me ha gustado verle así, no me ha gustado sentirme así.

"Venga, ¡vete a jugar a otra cosa!" me ha dicho empujándome del brazo fuera del salón.

Lo he hecho, no quiero que me pegue otra vez.

Pero me gusta ese interruptor. Otro día, cuando no esté él, jugaré con él.

Cada vez que papá me pega se hace más grande. Cada vez que me pega, yo soy más pequeño.

9 mar 2009

El niño que no hay en tí o el sentido de la vida



"En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta".

Pablo Neruda (1904-1973).


Argg!!!! Es tan cierto que leerlo me araña la mente, me desgarra el alma y me hace hervir de odio hacia mí mismo.
En mi fuero interno me doy cuenta que me cuesta jugar, me cuesta tumbarme a su lado porque si y permanecer jugando con Jon, me cuesta...

Cuando él está tranquilo en su habitación pienso: "aprovecho que está tranquilo para..." cuando debería decir: "voy con él, ahora que está tranquilo".

Sé que no me necesita. Puede estar tanto tiempo solo que a veces hasta me apena y voy con él. Juego un rato pero me canso, me aburro, me siento vacío. ¿Será que no queda nada del niño que fui?

Los adultos, estamos siempre tan ocupados que damos asco!!

Tantos años de lucha de la sociedad para que creciera (yo), para que madurara, para que me hiciera un adulto responsable y competente, tantos años de hacerme sentir uno más del rebaño y para nada especial... Tantos años para darte cuenta, cuando tienes hijos, que te han pasado de rosca, que has olvidado la esencia, lo que nos une entre nosotros, los valores, el juego, el compartir, la niñez, la relación...

Porque los humanos somos eso, relación. Crecemos con ella (Tarzán creció sin ella y mira cómo le fue) y vivimos necesitándola. Necesitamos relacionarnos continuamente con los demás, pero...

De lo que necesitamos a lo que recibimos hay un trecho.

La competitividad, el capitalismo, el egoísmo, la búsqueda de un beneficio constante ha hecho que las personas nos relacionemos, pero mal. No sabemos. Hemos pasado de ser sujetos a ser objetos.

Los objetos se utilizan, se manipulan, se tiran cuando no sirven o se guardan en la caja "de nunca jamás". Los objetos se compran, se venden, se rompen y se arreglan. Hoy tienen un valor y mañana a no.

Somos objetos.

Me vendo. Valgo lo que ves y mi trabajo vale tanto. Me compran.
A mí me pagan más, yo soy un objeto más valioso que tú.
A mí me pagan menos, tú vales más que yo.

Así somos, así funcionamos, dejando colgada la dignidad, lo que nos hace personas, en la puerta, al salir de casa. Qué importa qué me digan o hagan. Soy un objeto, lo que importa al fin y al cabo es que me paguen, si es a costa de sentirme vacío y de ir contra mis ideas, da igual.

¿Da igual? ¿Esto es vivir? ¿Esto es ser persona?

"Por el interés te quiero Andrés", "no te fies de nadie", "mira lo que me ha dicho esa"...

No sabemos escuchar, no sabemos guardar secretos, no sabemos contar, no sabemos relacionarnos.

No tenemos confidencias, porque no nos fiamos de nadie. No podemos ir con el corazón en la mano porque nos hacen daño.

"No me quiero volver a enamorar, por si me dejan"...

En todo este aprendizaje vital, y para que no nos hagan daño nos hemos hecho personas individualistas. Individuos. Individuales. Cómodos sólo con nosotros mismos y nuestro silencio.

En nuestra soledad y nuestra falta de relación nos sentimos cómodos y confiados, pero tristes y desdichados. Sin relación no hay vida. Nos cerramos en nosotros mismos, nos acorazamos para sobrevivir y, tratando de sobrevivir, morimos.

Vivimos sin vivir...

Es lo que nos han enseñado, es lo que hemos mamado de la sociedad, es lo que nos piden que hagamos con nuestros hijos, que se sientan desdichados, que no tengan conciencia, que no sepan relacionarse, que sean seres maleables e indefensos y que no se unan por un bien común.

Así se controla a una sociedad: Divide y vencerás.

Y hemos picado como hijos y estamos picando como padres. Yo he picado en cierto modo.

Estamos tan vacíos que necesitamos bienes externos. Estamos tan vacíos que cuando nuestros hijos nos reclaman, tenemos poco que darles, porque sentimos que todavía tenemos que acabar de llenarnos.

En vez de ofrecerles lo que nos piden (calor humano, cariño, TIEMPO) dedicamos nuestro esfuerzos en controlar sus vidas. En vez de enseñarles, les limitamos. En vez de acompañarles en la libertad les dejamos sueltos en una jaula con dos o tres puertas que dan a nuevas jaulas.

"No puedo estar contigo porque tengo cosas que hacer" significa que no puedo darte mi presencia porque tengo que satisfacerme a mí mismo primero.

Quizás un día, cuando me sienta lleno, pierda el egoísmo que me invade y deje atrás mi propia inutilidad y la poca capacidad que tengo para relacionarme con los demás (me tranquiliza al menos saber que no estoy solo, todos somos iguales) y para tratarte como mereces pueda empezar a darte y llenarte.

Ese día veré que has crecido y que todo lo que tengo para darte no te interesa. Buscarás satisfacer tus necesidades en otro sitio, en otra parte, con otra gente. Habrás aprendido que el amor no se crea de la nada y que el espacio que tenías en tu mochila para mi amor, que nunca se llenó de amor está vacío.

Me daré cuenta que no habré sido un buen padre para ti y en mi afán por evitar que le pase a nadie más le diré a mis amigos padres novatos que aprovechen, que "los niños crecen muy deprisa, tanto que no te das cuenta" y sonreirán agradeciendo el consejo desde la ignorancia de un ser vacío como lo fuera yo.

Lo sentiré por sus hijos, pues el ciclo "padre vacío de contacto y calor no llena la mochila de sus hijos" se repetirá.

Lo sentiré por mis hijos, pues yo no les habré llenado y el ciclo continuará, probablemente, con sus hijos.

Así funciona el mundo, seres imperfectos engendran seres perfectos y los hacen imperfectos para que el sistema no se derrumbe.

Mientras tanto seres imperfectos en su totalidad y faltos de valores engrosan sus cuentas bancarias riéndose de nuestras imperfecciones.

No quiero, no me da la gana.

Estoy vacío. De acuerdo. Lo sé. Lo asumo.

Necesito buscar el sentido de la vida. El sentido de mi vida.

¿Cómo voy a dar sentido a vuestras vidas, hijos míos, si aún ando buscando el mío?

Todos somos así. Los problemas de hoy en día derivan de esas carencias. El que no tiene un motivo por el cual vivir, vive, y ya está, simplemente vive y hace lo que le han enseñado a hacer o lo que ve que hacen los demás, seguir la inercia.

El que no tiene un motivo por el cual vivir se deja llevar por la corriente e intenta, únicamente, sobrevivir.

Intentaré encontrar el sentido de mi vida lo antes posible, Jon y Aran, intentaré estar ahí. De verdad.

Intentaré acabar de hacerme como persona para acabar de llenarme de valores.

Sólo así os enseñaré a vivir, porque las ideas se explican, pero los valores se enseñan.

7 mar 2009

Los fumadores no podrán acoger niños en un distrito de Londres



A partir de enero del 2010 los fumadores no podrán ser padres de acogida en un distrito de Londres. La medida pretende velar por la salud de los menores protegiéndoles de la exposición pasiva al humo del tabaco. No han tardado en aparecer las críticas al respecto.

Diversos estudios advierten de lo especialmente susceptibles que son los niños al humo aumentando el riesgo de asma, neumonía, bronquitis, otitis e incluso de muerte súbita. Los fumadores que ya tengan niños a su cargo recibirán ayuda para abandonar el hábito tabáquico.

Michael Stark, responsable de atención al menor en esta área londinense, comenta lo siguiente al respecto: "Sabemos que mucha gente considera que se trata de una intromisión en sus libertades, pero también sabemos que el tabaco aumenta el riesgo de enfermedades graves en la infancia".

Las críticas a esta medida han venido tanto de los colectivos de fumadores como de la red nacional que gestiona el acogimiento infantil en Reino Unido (Fostering Network), que ha expresado su preocupación ya que entienden que con esta medida se puede excluir a familias válidas para el cuidado temporal de niños que lo necesitan.

La organización se muestra colaboradora al respecto y dispuesta a evaluar cada caso de manera individual. Una medida que es lógica si tenemos en cuenta que no es lo mismo la persona que fuma un cigarro en el jardín al final del día que el fumador habitual.

Los fumadores por su parte sienten esta medida como un nuevo intento de estigmatizarles y de dictarles de qué modo deben vivir sus vidas. Según el grupo pro-tabaco Forest "esta medida parece querer decir que los fumadores no pueden ser buenos padres, y eso es totalmente inaceptable".

Entiendo que los fumadores se sientan perseguidos y "estigmatizados" ya que es una medida más que se suma a la larga lista de situaciones en que el tabaco es casi perseguido.

Sin embargo estamos hablando de la salud de terceras personas, en este caso niños, que no han "elegido fumar".
El simple hecho de llevar ropa impregnada del olor del tabaco es suficiente para aumentar los riesgos de problemas respiratorios. No hace falta pues hablar de aquellas personas que fuman en una habitación del piso, aunque sea alejados de los niños o directamente delante de ellos.

Si nos centramos, por ejemplo, en el síndrome de la muerte súbita, solo el hecho de ser una persona fumadora (aunque fume en la calle) es motivo para desaconsejar que duerma en la misma habitación que el bebé hasta los 3 meses de edad.

Fuente: El Mundo
Escrito originalmente para Bebés y más

6 mar 2009

Una clínica de EEUU hace posibles los niños a la carta



¿Imaginas poder elegir algunos de los rasgos físicos de tu bebé?
Pues ahora es posible en Los Ángeles (EE UU), donde la clínica de fertilidad LA Fertility Institutes ofrece a los futuros padres la posibilidad de elegir el sexo del bebé o rasgos como el color de pelo o de los ojos.

Para hacerlo la clínica se basa en el Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP) que es utilizado actualmente para eliminar la carga genética de determinadas enfermedades hereditarias.

El director de la clínica, Jeff Steinberg, opina que no hay nada malo en su propuesta y que igual que llevan a cabo técnicas médicas preventivas pueden trabajar también en base a motivos estéticos eligiendo los embriones que tengan las características solicitadas.

Según comenta una pareja podría querer tener un niño más moreno para protegerlo de un cáncer de piel si ya tienen un hijo con melanoma o simplemente pueden elegir por el capricho de tener un hijo rubio o para tener una niña o un niño si es lo que desean. "Yo no diría que se trata de un camino peligroso, sino de un camino aún sin explorar".

La posibilidad de elección no está disponible a todas las parejas, sino solo a aquellos que vayan a someter a sus embriones a test genéticos para detectar anomalías.

Este tipo de prácticas no están reguladas por ninguna ley en Estados Unidos, por lo que es posible hacerlo sin problemas.

En España, la Ley de Reproducción Humana Asistida, aprobada en 2006, permite tener bebés seleccionados genéticamente para servir de donantes y curar a hijos gravemente enfermos pero prohíbe elegir el sexo de los niños.

El debate está servido. Bajo mi punto de vista, al tener la capacidad de elegir cómo queremos que sea nuestro hijo como si fuéramos a comprarlo se pierde la esencia de la reproducción como la conocemos.

El misterio de saber qué sexo tendrá y cómo será queda revelado antes de que se produzca el mismo embarazo y creo que demasiado control social y estético hay de la población como para que se expanda al mundo de los bebés no nacidos.

Ya me imagino solicitudes en base a las últimas tendencias ("este año se llevan los niños castaños y con ojos azules") y, la verdad, me produce un cierto vértigo mental.

Fuente: El País

5 mar 2009

El síndrome de Down está desapareciendo en España



El 95% de las mujeres españolas aborta cuando se detecta la alteración cromosómica que origina el síndrome de Down.

Las técnicas de diagnóstico prenatal han mejorado mucho en los últimos años y ahora es más efectiva la detección de alteraciones cromosómicas. Sumando a estos avances la aprobación de la actual Ley del Aborto española los nacimientos de niños con síndrome de Down ha disminuido notablemente.

En 2006 se registraron un 56% menos de casos que en 1980. Este descenso es más acusado en el caso de madres de 35 años en adelante, que es de un 85%.

La mayoría de las madres en edad de riesgo se someten a la realización de una amniocentesis (a pesar de ser una prueba invasiva no exenta de riesgos) y el 95% de ellas se someten a un aborto al conocer el resultado positivo.

2 mar 2009

El síndrome de Diógenes es mentira



Vaya título me he sacado de la manga para animaros a leerme, jejeje.

Lo digo porque es verdad, pero es mentira.

El síndrome de Diógenes, que todos conocemos porque lo hemos visto en el programa Gente (o en algún telediario con pocas noticias serias que ofrecer), consiste en el abandono de uno mismo, descuidando su alimentación, su higiene y su salud y en un aislamiento del entorno en el que viven.

Normalmente se da en ancianos solitarios preocupados por una ruina económica no real que les lleva a acumular basura y todo cuanto consigan.

Hasta aquí estamos todos de acuerdo. El problema es que este síndrome no se llama así (o no deberíamos llamarlo así).

Diógenes fue un filósofo que propugnaba no poseer nada, no ser esclavo de las cosas y vivir libres. Llevaba una vida solitaria, siempre desnudo y sin más vivienda que un tonel, en renuncia constante de todos los bienes creados por la sociedad humana.

Es decir, con el afán de prescindir de todo aquello que no necesitara, justo al contrario de lo que conocemos del síndrome que lleva su nombre.

Una de las anécdotas que se cuentan del filósofo narra el momento en que Diógenes tiró su única pertenencia, un recipiente que utilizaba para beber agua, al ver a un niño bebiendo agua con la palma de la mano. Así se dio cuenta que no lo necesitaba.

Otra anécdota cuenta que estando tomando el sol se le acercó Alejandro Magno diciéndole:
- “Yo soy Alejandro Magno”
- “Y yo, Diógenes el cínico”.

Alejandro entonces le preguntó de qué modo podía servirle. El filósofo replicó:

- “¿Puedes apartarte para no quitarme la luz del sol?. No necesito nada más”.

Se cuenta que Alejandro se quedó tan impresionado con el dominio de sí mismo del cínico que se marchó diciendo:

- ”Si yo no fuera Alejandro, querría ser Diógenes”.

¿Vale, y cómo se llama entonces esa enfermedad de acumular mierdas?

Pues se llama enfermedad del siglo XXI, sino mirad la de mierdas que tenéis en casa acumuladas...

Ahora en serio, tiene varios nombres posibles:

  • Silogomanía: Este es el síntoma que debe utilizarse para definir la acumulación obsesiva y compulsiva de objetos sin valor.

  • Síndrome de la miseria senil: Es otra de las denominaciones en la bibliografía de salud mental del síndrome completo, mucho mas adecuada al de Diógenes.

  • Hoard: Los ingleses utilizan el término “hoard” (hacer acopio) para definir este tipo de patologías, y «hoarding» como la acción de la misma.


Pues ale, ya habéis aprendido algo nuevo.

Desde luego, bonito homenaje le han hecho a uno de los primeros nudistas-ecologistas de la historia. Si Diógenes levantara la cabeza... (vería que el mundo es una mierda, que está lleno de basura y que hemos elegido su nombre para definir al Rey).