20 feb 2009

No enviar leche artificial en caso de desastre humanitario



Los máximos organismos internacionales en términos de salud hicieron un llamamiento hace un mes, relacionado con los problemas vividos en Gaza, para solicitar que no se enviaran muestras de leche artificial a este país (ni a aquellos que sufran grandes catástrofes).

En momentos de necesidad, cualquier persona pensará ¿Por qué? ¿Por qué no enviar leche artificial para todos esos niños que pueden necesitar alimento?

El Dr. Carlos González, pediatra, explica la razón:

Las donaciones de leche para el biberón en casos de catástrofe (guerra, terremoto, inundación...) son sumamente peligrosas. En realidad no son donaciones, sino muestras gratuitas: es el medio por el que las empresas lácteas compiten para hacerse con nuevos mercados.

Si estás atenta a las noticias, muchas veces habrás oído cómo ha salido un avión cargado de leche... raramente oirás de un avión cargado de macarrones o lentejas. Porque las empresas que venden macarrones o lentejas, fuera de que alguna en concreto tenga un director especialmente generoso o solidario, no tienen un interés comercial en hacer una donación.

Mientras el país en cuestión esté en ruinas, no pagarán por la comida; cuando superen la catástrofe, se comerán sus propias lentejas cultivadas en su país, o sus propios macarrones fabricados por empresas locales.

En cambio, si en un país del tercer mundo consigues cargarte la lactancia, consigues que millones de madres abandonen la lactancia y millones de médicos y enfermeras aprendan las ventajas del biberón, que sin duda es buenísimo porque la asociación X nos lo regalaba para ayudarnos, luego tendrás un mercado cautivo que valdrá millones, porque esa leche no se fabrica en el país y la tendrán que importar, y acostumbrados a la marca Z probablemente seguirán comprando la marca Z.

Hace años pidieron que los donativos fueran con una etiqueta blanca, "leche para bebés", sin marca, y los fabricantes, claro, no quisieron. Además, muchas veces la empresa fabricante se ahorra el transporte: se limita a entregarle las muestras gratuitas a una ONG (por suerte las ONG serias ya no las aceptan, pero a veces encuentras a un primo), o a un gobierno, y estos pagan los portes.

Y el mercado de la lactancia, no nos engañemos, está en el tercer mundo. En España sólo nacen menos de 500.000 niños al año; en Indonesia más de 5 millones, en la India más de 25 millones... Son muchos más clientes, aunque algunos se mueran por el camino, aunque sólo se compren una lata de leche por semana y la diluyan para que dure...

Hace unos años, acababa de terminar la guerra de Sarajevo, conocí a un pediatra bosnio en un congreso. Había pasado hambre, estaba delgadísimo, y en las comidas recogía hasta la más minúscula miga de pan que cayera en el mantel y se la comía. Nos explicó como al principio de la guerra la mortalidad infantil aumentó espectacularmente, porque fueron inundados con muestras gratuitas.

Claro, no todos los profesionales tienen buena formación sobre lactancia, igual que pasa aquí. Muchos empezaron a recomendar "ayuditas", pensaban que las madres, "estresadas" por la guerra, no tendrían leche, o que al quitarle a una madre mal alimentada la pesada "carga" de tener que dar el pecho le hacías un favor.

Sin agua potable ni gas para hervirla (lo mismo que ocurre ahora en Gaza), cuando las explosiones destruyen las alcantarillas y la mierda inunda las plantas bajas... la mortalidad fue enorme. Tuvieron que ser los pediatras más concienciados los que fueran a quejarse a UNICEF, que convocó una reunión de todas las ONG sobre el terreno, acordaron no distribuir más donaciones, realizaron cursos para el personal... en pocos meses, mientras la guerra continuaba, habían conseguido tasas de lactancia materna más altas y una mortalidad infantil más baja que antes de la guerra.

Por supuesto algunos niños necesitan leche artificial en las guerras; pero para esos pocos ya se consigue leche sin necesidad de espectaculares cargamentos de muestras. Y esos niños, en esas condiciones, tienen un riesgo de muerte tan alto que ya no vale aquello de "la madre es libre para decidir, y si ha elegido la lactancia artificial...". En esas condiciones hay que hacer todo lo posible para que la madre relacte, aunque lleve meses sin dar el pecho, o para encontrar una nodriza. Y tristemente eso no es muy difícil, porque los bebés son más frágiles que los adultos: en cualquier catástrofe hay más madres sin bebé que bebés sin madre.

Saludos

Carlos González

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Escalofriante. Me has puesto los pelos de punta

El Mundo de Ariadna dijo...

gracias, muy interesante

Anónimo dijo...

Mas claro agua, además es un buen argumento a esgrimir.

.m dijo...

Un buen argumento para esgrimir ante mi enfermera pediátrica, que siempre me mira de reojo (cuando le digo que todavía doy el pecho) y me dice aquello de "ha salvado más vidas la leche artificial que las vacunas". Demagogia pura y dura...

Armandilio dijo...

Bueno .m, algo de razón tiene tu enfermera: la leche artificial ha salvado la vida de los bebés a cuyas madres los pediatras y las enfermeras les han jodido la lactancia, o por no saber arreglar lo que va mal o por estropear lo que va bien.

Anónimo dijo...

Hola Armando,
te he leido muy frecuentemente, también en CN, y en Bebés y Mas...

Este artículo me resulta muy interesante, así que lo he "copiado" en mi blog, citándote por supuesto ;) (también a Bebés y Más)

Gracias por un blog tan interesante :)

Un saludo

Patricia (Lactabia)

Armandilio dijo...

Sin problema Lactabia...

Saludos!

Anónimo dijo...

Pues que se tome la decisión de no administrarla a los bebés pero si a adultos aunque sea a cucharadas en caso de necesidad de alimentos.
Que facil tomar decisiones detrás de la pantalla del ordenador.

Désirée Sanz dijo...

Yo creo que entre las personas afectadas, se pueden buscar nodrizas sanas que puedan alimentar a los bebés, porque eso de conseguir que la leche materna llegue perfectamente conservada allí para luego ponerla en biberones que han de estar bien esterilizados...no es fácil.

Si la madre o una mujer lactante familiar vive, lo ideal es que se facilite la lactancia materna entre ellos. Si la madre ha fallecido, debería de buscarse una mujer que atendiera al bebé. Mirad, el cura que nos casó es "hermano de leche" de mi suegro. Cuando él nació, su madre murió. Y justo entonces la madre de mi suegro tuvo una niña que falleció en el parto. Así que ella amamantó a este hombre durante un tiempo y eso vinculó mucho a ambas familias. Todavía ahora, que han pasado como 70 años, mi suegro y él se llaman, se ven (él vive como a 45 minutos de aquí), viene a celebraciones, celebra bodas y bautizos familiares...

Antes se hacía esto y no eran necesarias catástrofes. Siempre es más fácil, higiénico y humano poder amamantar directamente al niño, aunque no se sea su madre. Aunque, según CG, lo de la higiene es discutible, porque una vez que hace años llegaron unas pateras a la costa andaluza, y una madre dijo en Lacmat que sería buena idea que se acercaran mujeres a dar el pecho a los niños que hubieran llegado en esas pateras, él contestó que no era buena idea...primero, porque si la madre estaba viva, había que intentar que fuera ella la que diera de mamar a su hijo y nos preguntó si a nosotras nos gustaría que una extraña llegase y se pusiera a amamantar a nuestro hijo. Que si la madre había fallecido o estaba muy grave, el hecho de darle el pecho directamente podía causar contagios...o bien nosotros al bebé o el bebé a nosotros...

Para los casos en los que se decida enviar leche artificial, habría que asegurar un suministro continuo durante la primera infancia del niño, aparatos estilizadores y agua potable durante años.

Del mismo modo que enviándoles comida sólo solucionamos parte del problema (porque cuando dejamos de hacerlo, se mueren de hambre) sino que hay que enseñarles a arar los campos, cultivarlos, cosecharlos y encontrar un sistema de riego...el hecho de que enviemos cereales, leche (sea materna o artificial), potitos, etc...arregla sólo un poco el problema...Yo creo que los equipos que acudan allí han de hacer lo posible porque se mantenga la lactancia y en aquellos casos en los que no sea posible buscar la alternativa más prolongable en el tiempo y que a la vez sea lo más segura posible.