17 may 2009

¿Dejarles que se estrellen o permitir que lo intenten?



Este es un tema que ha salido a menudo en conversaciones con compañeras de trabajo, amigos, conocidos, etc.
También lo he vivido en mis carnes como hijo y probablemente lo viviré como padre.

Por la naturaleza exploradora de los niños, por las capacidades de invención, por la ilusión de aprender y de iniciar nuevos proyectos llegan a veces momentos en que ves, como padre, que tus hijos van directos al fracaso.

“Se va a estrellar fijo” piensas y mientras tanto recuerdas el día que tú quisiste hacer lo mismo y que te estrellaste también o el día en que estabas decidida a intentarlo y te dijeron “te he dicho que no, lo hacemos por tu bien, un día lo entenderás” sintiéndote totalmente frustrada y enfadada.

Y aquí está el quid de la cuestión. ¿Intervenir o no? ¿Dejar que lo intenten o negarles esa posibilidad a sabiendas que saldrá mal?

La última vez que mantuvimos este debate, sin hacer estadísticas, había más o menos un triple empate entre el “yo le dejaría que lo intentara”, “yo evitaría que lo intentara” y el “no sabe / no contesta”.

Bien, sé que es una decisión difícil y sé que sobretodo hay que ver el carácter y la personalidad del niño en cuestión, pero me veo capaz (valiente que soy) de realizar una generalización o como mucho de decir qué pienso del tema.

“Quien no arriesga no gana” o “Al que teme la muerte la miel le sabe a hiel” son dos proverbios que resumen mi opinión al respecto.

Yo sé quién soy yo (o eso creo) y sé dónde puedo arriesgarme y dónde no, sé dónde siento miedo y dónde me siento seguro y sé hasta dónde quiero llegar y dónde prefiero parar, pero yo no soy mi hijo, yo no sé hasta dónde quiere llegar, ni dónde está su nivel de seguridad o hasta dónde se atreve a la hora de emprender nuevos proyectos o aventuras.

Con esto quiero decir que yo pude vivir una mala experiencia con algo que quise intentar y no conseguí, y que mi hijo quizá lo consiga.

Quiero decir que puede que se dé el mismo batacazo que me llevé yo, y quizá él tenga la capacidad de volverse a levantar e intentarlo de nuevo ahí donde yo tiré la toalla.

Quizás yo viví una mala experiencia que no quisiera jamás volver a repetir y ante un revés igual, mi hijo sea capaz de extraer diferentes conclusiones o transformar una mala experiencia en un aprendizaje positivo.

Los niños, como personas que son, tienen una vida que vivir y unas decisiones que tomar. Si nosotros las tomamos por ellos, jamás serán autónomos, jamás habrán aprendido a escoger.

No quiero decir con esto que los niños tienen que hacer lo que les de la gana en cualquier circunstancia. En toda casa hay unas normas establecidas y unos valores que deben ser respetados, pero los padres podemos tener la manga un poco ancha en cuanto a las elecciones de la vida porque de esta manera crecerán a partir de la responsabilidad sobre sus actos y no a partir de las limitaciones que les impongamos.

En otras palabras, creo que vale más que ellos vayan un paso por delante si así lo han decidido para que yerren y aprendan de sus errores que no que caminen un paso detrás nuestro y seamos nosotros los que marquemos su destino.

7 comentarios:

Merche dijo...

Hola Armando, hace meses que descubrí tu blog. Hoy me decido a saludarte y a comentarte que tienes un "ciberpremio" en mi blog: http://mami-logopeda.blogspot.com/2009/05/premios-blogueros-ii.html Saludos.

Armandilio dijo...

Vaya! Gracias Merche!!!

Saludos Mami Logopeda! No había visto tu blog, aunque sí había oído hablar de él ;P.

Thera dijo...

Hola!
Qué pregunton nos planteas hoy! Y és que realmente cuando los 'peques' crecen los 'temas' crecen!
Yo pienso como tu, que mejor dejar a que sean ellos los que vayan eligiendo y claro que vayan recibiendo los 'palos', y que el papel nuestro es estar no atrás sinó al lado. Pero, que difícil y cuánto debemos aprender los padres, cuantas veces pecamos por anticiparnos a las decisiones que corresponden a nuestros hijos, y nos anticipamos por instinto de protección... Debemos prender y dejar que evolucionen hacia la autonomía, debemos evitar mantenerlos dentro de una bola de cristal (igualmente algún dia va a romperse).
Un saludo!

Begoña dijo...

Hola Armando,
Está claro, para que sean como quieren ser, para que aprenda, para que fracasen o tengan éxito por ellos mismos...debemos dejar que se estrellen.

Otra pregunta es si nosotros seremos lo suficientemente valientes para dejarles que lo hagan.

Yo en mi caso lo voy a intentar, pero me va a costar la vida misma...

Más aventuras y desventuras de una madre primeriza en:http://www.ahoralamadresoyyo.blogspot.com

Beatriz dijo...

De acuerdo, una vez más, con la forma que tienes de ver la educación, la vida. Gracias.

Ileana Medina dijo...

Es aquel refrán de "nadie escarmienta por cabeza ajena".

Probablemente, muchas veces no podamos evitar advertirles de los peligros...

Creo que quizás, como en otros aspectos de la educación, podemos ofrecer nuestro consejo, que no es lo mismo que imponer nuestra prohibición, aunque sepamos que las consecuencias van a ser negativas.

Ahora, si los peligros son grandes grandes que puedan poner en peligro su vida, seguramente que nos anticiparemos. :-) Pero ese tipo de peligros son realmente escasos.

Gracias por permitirnos la reflexion.

http://www.tenemostetas.com

Bóboli comunicación dijo...

Hola Armando
Enhorabuena por tu blog, me gusta mucho.
La verdad que la pregunta que planteas es un poco dificililla de contestar, porque a veces (según nuestra educación) pensamos de una forma u otra ante este tipo de cosas.
La verdad que estoy de acuerdo con los comentarios anteriores, debemos estar ante todo al lado de los peques, no detrás, para que sientan que están apoyados siempre.

Un saludo. Boboli