25 mar 2009
Los celos entre hermanos
Como muchas ya sabéis hace un par de meses nació nuestro segundo hijo Aran. Ya desde el embarazo una de las preguntas habituales sobre la vida y milagros de Jon es: “¿y él como lo lleva?”.
“Bien”, respondemos siempre. Y lo cierto es que nos lo creemos. Rabietas y cabreos monumentales ha tenido, por supuesto, pero los achacamos a otras cosas.
Antes salíamos todos a la calle, ya habíamos ido al cine, hacíamos muchas cosas que ahora, por el frío que hace y porque Aran nació prematuro dejamos de hacer. Jon lo ha notado, claro. Ahora todo el día en casa, saliendo algún ratito a comprar algo concreto y de nuevo para casa.
Y los niños, ya sabemos, son una fuente inagotable de calorías que necesitan ser quemadas. Menos mal que tiene rienda suelta y permiso para saltar en camas y sofás, sino reventaría por cualquier otro sitio.
¿Existen los celos?
Por supuesto que existen los celos, pero que existan no quiere decir que todos los niños los vayan a tener.
Todo depende del nivel de dependencia / independencia que el mayor tenga con respecto a sus padres y sobretodo a su madre.
En el caso de Jon, debe rebosar amor y cariño por todas partes, debemos de haberle llenado tanto de todo ello que en ningún momento se siente falto de ello. Tiene 3 años, y entiende bastante bien que tardamos en hacer algunas cosas o que sus demandas no siempre son satisfechas.
Tiene paciencia, sabe esperar, así que no hemos tenido que hacer nada especial porque no ha habido ningún cambio especial en él.
Pero claro, este es nuestro caso personal, otros niños, que pueden sentirse en un momento de dudas con respecto a sus padres, pueden pasarlo peor.
La teoría del rey destronado
Esta teoría, tan aceptada en la sociedad, no es del todo cierta, o al menos a mí no me lo parece. Los niños no son reyes, ni siquiera se sienten así. Viven las vidas que les ha tocado vivir y en contra de lo que la gente piensa raras veces hacen lo que ellos realmente quieren.
Se levantan a la hora de ir al colegio o la guardería, se ponen la ropa que sus padres han elegido para ellos, van a los centros que los padres han decidido y comen lo que se les ha preparado. Van de visita a los hogares de las familias aunque no les apetezca y salen a comprar aunque se aburran en las tiendas. En casa juegan con sus juguetes, juegan con sus padres, pero saben (o aprenden) que papá y mamá tienen también otras cosas que hacer en casa…
Como veis, reyes, lo que se dice reyes, no son. Otra cosa es que de estar solos con papá y mamá tengan que pasar a compartir el tiempo con un hermanito. Según como se suceda todo es probable que acaben apareciendo los temidos celos.
Demasiado a menudo se achaca a que “está celoso” cualquier cosa que haga el mayor que esté fuera de lo que consideramos normal y no deberíamos quedarnos ahí, cayendo en la tentación de decir que “es normal, es que está celoso”, sino ir más allá e intentar saber por qué actúa así.
Tener la atención de los padres es para un niño una sensación positiva que le demuestra que es una persona importante para ellos, que se interesan y se preocupan por él, que disfrutan con él, etc.
Si ven que los padres les prestan menos atención, los niños pueden sentirse mal y acabar sintiéndose celosos.
La llegada de un recién nacido a casa es un cambio, con mayúsculas y con todas las letras, de la dinámica familiar que afectará a los padres, una vez más, y que afectará irremediablemente a los hijos que ya forman parte de la familia.
Todos los cambios generan incertidumbre y a menudo ansiedad, y los niños lo viven de una manera mucho más intensa. Se sentirán descolocados y necesitarán encontrar de nuevo su sitio en su casa y en los corazones de papá y mamá.
Cantar, quejarse, llorar, interrumpir, pedir ayuda, hacer ruido… todas ellas son algunas de las herramientas que tienen los niños para llamar la atención. A menudo el consejo ante estas situaciones es “no le hagas caso, sólo quiere llamar la atención”, pero lo deseable es precisamente lo contrario.
Llamar la atención no tiene por qué ser algo negativo. Una llamada de atención es una necesidad del niño de ser atendido, es su manera de expresar que se siente mal, que necesita algo o que algo le incomoda. Si supiera decir “mamá, con la llegada del nuevo hermanito me siento raro, estás mucho tiempo con él y ya no juegas conmigo y no sé muy bien qué hacer ni qué pensar. Creo que me sigues queriendo, dime que es así”, lo diría.
Los adultos, entre nosotros, nos quejamos un poquito: “cariño, ya no me das tantos besitos”. A veces nos quejamos un poco más y de una manera más agresiva haciendo auténticas pruebas de amor a nuestras parejas en forma de broncas y enfados, normalmente por tonterías, simplemente para ver cómo reacciona.
Los niños actúan igual. Prueban el amor de papá y de mamá haciendo cosas que llamen la atención que tanto pueden ser dibujar, cantar o hacer cosas que a mamá y a papá les gusten mucho como cosas que les molesten para que ellos demuestren que sí le aman.
Nuestro papel, evidentemente, es demostrarles que seguimos estando ahí y que por supuesto seguimos queriéndoles.
En unos días, siguiendo con el tema, publicaré algunas recomendaciones para evitar los celos o para minimizar problemas derivados del nacimiento de un nuevo bebé.
Más información: Guía del niño, Creciendo con amor
Foto: Flickr (Raúl A.)
Publicado originalmente para Bebés y más
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11 comentarios:
Excelente tu reflexión. Y es cierto, siempre se pregunta cómo lo lleva el hermano mayor cuando nace un bebé.
Creo que lo que peor llevan (los hermanos mayores) es que le cambien su ritmo de vida anterior, pero eso también lo llevan mal los padres hasta que se adaptan al ritmo con el nuevo bebé.
Lo bueno es que con 3 años ya entienden las cosas y eso facilita la tarea. Mucha paciencia y amor suele ser una buena fórmula.
Pues lo leo y lo comparto. Ya sabes que Julia nació hace unos 15 días. Ayer precisamente hablé de cómo lo lleva Jaime en el blog.
Si madre reciente, te sigo aunque no comente...
Ya leí la entrada en tu blog ;)
Lola, de acuerdo contigo, es el cambio lo que creo que les afecta más que otra cosa (a los niños a los que se les ha permitido destetarse y "desmamarse" por ellos mismos)
Me han gustado mucho tus reflexiones, y voy a estar atenta a los próximos posts relacionados (bueno, a todos, como siempre... pero a estos en especial), porque en junio nacerá LLuc y Clàudia cumplirá 3 añitos el mes siguiente, y creo que la situación va a ser muy similar a la vuestra.
De momento ella nos dice que quiere mucho a su hermanito, que quiere verlo, besa mi barriga y lo saluda y lo llama por el ombligo... pero ya veremos qué pasará en cuánto esté físicamente aquí con nosotros.
Yo también creo que se "abusa" del tema celos entre hermanos, que toooodo se achaca a lo mismo y los padres muchas veces no se preocupan de hurgar un poquito más en los motivos reales de los cambios de actitud. En nuestro caso, a la llegada del hermano se le va a sumar un cambio muy grande e importante, el comienzo de la "escuela de los mayores", además del hecho de tener que compartir la cama con otro miembro más (hacemos colecho), etc... pequeños y grandes cambios que se juntarán y que harán que su pequeño mundo se tambalee un poco, pero allí estaremos nosotros para ayudarla (intentando no caer en el topicazo "es que está celosilla")
Hola.
Cuando faltaban pocos días para dar a luz a mi segunda hija, escribí un post en el que comentaba que creía que iba a llevar peor los comentarios de la gente sobre los celos del mayor, que los propios y naturales celos...
http://elpatiodemicasa.lacoctelera.net/post/2008/05/09/partos
A día de hoy me ratifico. Llevo fatal el que me pregunten "¿Y qué tal lo lleva Rn?". Tanto, que ya sólo respondo "¿Y por qué no se lo preguntas a él?".
La verdad es que con Rn., por el momento, no hemos tenido ningún problema. De hecho, su profesora, cuando nació Ir., me comentó que no se le había notado en ningún momento que hubiese tenido una hermana. Pero... cada niño es un mundo, y supongo que ese "problema", además, puede llegar a plantearse en cualquier momento. Así que, como para casi todo, paciencia, amor, buen humor, e imaginación...
Un saludo.
Por cierto, me he permitido copiar la última frase de tu post "Un cachete a tiempo" para mi sección de "Frases célebres".
¡Uauh! ¡Qué rápido! XDDD
Muchas gracias, excelente post y muy buenas reflexiones
Rose, por supuesto que NUNCA podemos decir que en un momento dado los celos puedan llegar. De hecho los celos pueden ser del mayor al pequeño, pero tb del pequeño al mayor... (incluso del padre hacia los hijos...)
Sobre la frase, un honor, nuna había tenido una frase celebre!!!!
Blackie, ya lo tenía escrito en Bebés y más, con recuperarlo y actualizarlo un poco era suficiente.
Besos!!
Me ha encantado Armandilio, ahora, embarazada de 18 semanas creo que van a ser peores los comentarios del resto del mundo que el cambio en sí.... tendríamos que aprender a para esos golpes externos...
Interesante reflexión. Estoy de acuerdo en que depende mucho del carácter del hermano mayor, cómo lleve la llegada del pequeño y de cómo lo sepamos encauzar nosotros, los padres. En mi caso ha habido alguna pequeña crisis de la hermana mayor, (casi 6 años)justo cuando el pequeño (21 meses)ha empezado a gatear, caminar, etc...). Aunque por parte de él tambien hemos visto alguna "llamada de atención", pero poco a poco cada uno ha ido encontrando su sitio.
Me ha hecho gracia lo que comentas sobre la teoría del rey destronado, porque mi hija a mi afirmación, -!Tú eres la reina de la casa!- contesta: -No mami, yo no soy la reina, soy una esclava, tengo que vestirme, ducharme, lavarme los dientes, hacer la tarea del cole, uff, tú si que eres la reina que eres la que manda-. ¿Qué puedo decir?, salvo que mirado así, es una verdad como un templo.
Estupenda esta entrada. Bien explicado, claro, conciso y certero. Estoy totalmente de acuerdo. Gracias, Armando, por tu reflexión.
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