22 sept 2008

Marketing infantil: Como se ganan a nuestros hijos


www.Tu.tv

Hace años que no sólo los adultos somos los destinatarios de la publicidad. Está estudiado que los niños, desde los dos años, son capaces de reconocer una marca por sus colores y formas.

Teniendo en cuenta esto, los niños se han convertido en el objetivo de las grandes empresas y de los departamentos de Marketing, ya que suelen ser los que realmente eligen el producto a comprar.

Cuántas veces hemos vivido o hemos visto en los supermercados a los niños eligiendo el tipo de cereales (yo lo hacía, pillaba los que tenían el regalo más chulo), comprando el Cola Cao de 5 kg (yo lo hice, y no me gusta el Cola Cao, menos mal que a mis hermanos sí) o simplemente cogiendo algún artículo por el simple hecho de gustarles e intentar convencer a los padres de cuánto lo quieren.

Muchos adultos hace años que tenemos el “cerebro lavado” para comprar “tal artículo” porqué regalan “tal cosa”. Quién no ha oído o dicho nunca: "Mira, he comprado esto porque regalaban esto otro".

Pues esta misma estrategia de lavado es la que están llevando a cabo las empresas. Buscan marcas, logotipos, anuncios, regalos, cosas que llamen la atención. Cambian las formas de las cajas, el colorido, inventan personajes, se alían con el último personaje conocido del mundo del cine (ahora mismo sería Wall-E). En definitiva todo aquello que haga pensar a los niños que quieren o necesitan una determinada cosa.


Jordi Morillas, director de estrategia de Morillas Brand Design lo explica perfectamente: “La estrategia para captar a los niños es distinta (a la de los adultos). Son un público complicado que exige rapidez de recompensa, beneficio inmediato”. Es decir, los niños ven el objeto deseado y lo quieren para ya. Esto es un caramelo impresionante para las empresas, que deben luchar para entrar por los ojos de nuestros hijos.

Como se puede ver en el vídeo, las empresas contratan psicólogos y realizan estudios, no para elaborar un producto más adecuado al desarrollo o la inteligencia del niño, sino para conseguir que el niño lo quiera.

Un ejemplo (hay cientos) podría ser la serie Pocoyo, o los DVD de Baby Einstein. En un principio se vendieron y explicaron como series educativas. Sin embargo se ha demostrado que ni Baby Einstein es tan beneficioso, ni los psicólogos que trabajaron en la serie de Pocoyo tenían intención de hacer una seria más educativa para los niños, sino que tenían la misión de crear una serie como semilla del merchandising que iba a venir después.

Si queréis más ejemplos no tenéis más que mirar los anuncios de juguetes con mirada crítica. Niños sonriendo como si fueran los más felices del mundo porque tienen el juguete X. Por supuesto, sin él no serían nadie…

Jordi Morillas explica que suele ser más importante la promoción que el producto en sí: “la publicidad infantil también requiere un mensaje muy básico y prima la promoción respecto al producto” y pone como ejemplo el huevo Kinder "los niños buscan más el juguete que el chocolate" (que me lo digan a mí, la de huevos que compré por los muñequitos).

Las estrategias para conseguir vender productos pueden llegar muy lejos, y pueden hacer muchas cosas por conseguir que los niños necesiten cosas materiales y por convencernos a los adultos de que realmente las necesitan para ser felices o para desarrollarse adecuadamente.

Es una hipótesis mía, pero pienso que las estrategias conductistas, los métodos que intentan convencernos de que los niños necesitan hacerse independientes y autónomos mediante la separación, las teorías de evitar el contacto, de dejar llorar, de no coger en brazos, etc. no son más que maneras de conseguir niños con ansiedades y necesidades desplazadas por falta de contacto y cariño.

Para entenderlo, es algo así como el vaso de agua por las noches. Cuando un niño quiere estar con sus padres por la noche, por la razón que sea (miedo, se siente sólo, no puede dormir,...) y duerme en otra habitación, llama a sus padres para que vengan con él o directamente va a la habitación de papá y mamá. Si éstos niegan esa necesidad y le mandan continuamente de nuevo a su habitación o no hacen caso a sus llamadas, el niño acaba por tener que inventar una necesidad alternativa (necesidad desplazada) para satisfacer la necesidad original. Pide un vaso de agua, o explica un dolor de barriga.

Mamá, papá. Os necesito a mi lado. Necesito vuestro cariño y vuestro contacto para tener seguridad en el día a día y aprender junto a vosotros. No os tengo a mi lado tanto como necesito, no me hacéis caso cuando os llamo. Ya que vosotros no llenáis mi tiempo, dadme algo con que llenarlo.

Vídeo: Extracto del documental "La corporación".
Vía: El País
Extraído de: Bebés y más

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pero qué razón tienes Armando. Me hace gracia cuando la gente se queja de los adolescentes de que ven mucho la tele, internet, de que están en su mundo...
Y yo me pregunto ¿quienes fueron los que les llevaron a eso?.
Los niños son seres sociables. Pero en cambio se les dice a menudo: "Niño, deja de molestar y vete a ver la tele", "Pero anda ve a jugar con Spiderman que ya te echa de menos".
Poco a poco el niño se va haciendo la idea de que molesta y "los juguetitos" se convierten en sus compañeros.